Colección: -
Autor(a)/es: Domingo Villar
Editorial: Siruela/Galaxia
Nº páginas: 260
Colaboración con: -
Entre el aroma del mar y de los pinos gallegos, en una torre residencial junto a la playa, un joven saxofonista de ojos claros, Luis Reigosa, ha aparecido asesinado con una crueldad que apunta a un crimen pasional. Sin embargo, el músico muerto no mantiene una relación estable y la casa, limpia de huellas, no muestra más que partituras ordenadas en los estantes, saxofones colgados en las paredes y el libro -ya un clásico- de un gran filósofo del siglo XX sobre la mesilla de noche.
Leo Caldas, el solitario inspector de policía que compagina su trabajo en la comisaría con un consultorio radiofónico, se hará cargo de una investigación que le llevará de la bruma del anochecer al humo de las tabernas y los clubes de jazz. Rafael Estévez, un aragonés para quien las cosas «simplemente son o no son», es su nuevo ayudante. Demasiado impetuoso para una Galicia irónica y ambigua, en la que todo se insinúa pero nada realmente se dice, y para el melancólico Leo, que busca entre sorbos de vino los fantasmas ocultos en los demás, mientras intenta sobrevivir a los suyos.
La verdad, es que al principio me entró una pequeña chispa de interés al saber de que se trataba de una historia policíaca. Hacía mucho tiempo que no leía nada de ese tipo, ni me acuerdo cuando fue la última vez. Por lo cual, me animé. Pero a la misma vez, sentí que tal vez no me gustaría por mis experiencias anteriores con libros obligatorios. Los de Castellano casi siempre me han gustado, pero los de Gallego...Admito que les cogí manía.
En estos 5 años de secundaria, sólo me han gustado dos.
Empecé a leer las primeras páginas de este libro en la "Hora de leer" que tenemos en clase. Me entretuvo, me gustó, hizo que esos 20 minutos fueran increíbles. Incluso me reí. Poco a poco fui continuando con él hasta tragarlo entero hace dos días. Pasé toda la tarde hasta las nueve de la noche sin parar siquiera para ir a comer.
La historia en general es muy buena, y cuenta con unos personajes que ayuda mucho mantener ese ritmo que tiene. En la mayoría de los casos, suelo tener problemas con los protagonistas por x motivos, pero me gustaron mucho los dos. Leo Caldas, el inspector, es una de esas personas que no se dejan conquistar fácilmente, y que sigue investigando hasta que encuentra al criminal. Y Rafael Estévez, es el típico acompañante que nos hace reír, y nos entretiene con sus invenciones.
Me gustó mucho que la víctima tuviera su toque especial que diera ese increíble título al libro. A partir de ese personaje muerto ocurrieron muchas cosas de las cuales ni nos podríamos imaginar. El autor ha enlazado los acontecimientos de una muy buena forma. Y siendo más específicos, en la forma de la muerte de la víctima. Creedme, no encontraréis otra cosa tan única como esta. Esa parte incluso me pareció muy gore, y me dio cierto asco. Pero he de admitir que fue una idea inteligente, única, dolorosa y también limpia.
Y algo sumamente nuevo, y que nunca antes había visto a un escritor gallego hacer, es poner un personaje homosexual que haga una revolución tan grande, que sea el centro. Tal vez en otras historias haya pasado, y yo no las haya leído, pero esta también me gustó mucho.
Por lo contrario, no todo siempre es tan bueno. Aunque había partes que se llevaba muy rápido, había otras las caules se hacían interminables, y daban ganas de parar. También he de añadir que los sucesos siempre eran los mismos. Los pasos siempre se repetían. Y era normal, ya que se trata de una novela policíaca, pero creo que se podría mejorar esas partes.
Finalmente, he de hablaros como terminó el libro. Gracias a que nuestro querido inspector recapacitó después de sus grandes hipótesis, supo de verdad de quién se trataba el criminal. Por un momento sospeché de esa persona, porque no creía que fuera tan inocente, y tan poco observadora. Pero puntos que después se fueron cubriendo, la quitaron de mi cabeza. El personaje más inesperado, es el que te hará hablar de él todo el día.